viernes, 13 de abril de 2012

VIAJE A HERVÁS

Hervás es siempre para mí el viaje pendiente, un viaje que siempre tengo por hacer. Han sido muchas las ocasiones en que me he dejado enredar por este sitio al que regreso un día sí, y otro soñándolo. Unas veces, sin razón aparente alguna, otras quizás es el enredo de sus callejuelas en el Barrio Judío,
las que hasta allí me llevan. Otras es la llamada de antiguos amigos la que me arrastra a conversaciones largas en la penumbra de las hondas bodegas. Me gustan también las horas muertas que, sentado en alguna terraza, me permiten ver el ir y venir de sus gentes. Cómo no acudir a la llamada de los libros, del café pausado en Las Flores…
Viajamos a Hervás. Esta vez para acudir a sus mesas. En pocos lugares de Extremadura existe una oferta gastronómica tan potente como aquí, una oferta que encontramos en cantinas y tabernas, en mesones con mucho vino salido de sus tinajas, con muchos pestorejos hechos al calor de incandescentes brasas. Tabernas y mesones como La Taberna de la Judería, El Bar Tito, El Herrero, La Taberna de la Callejilla, La Vaca Brava, El 60…
Hervás, aromas, perfumes y sabores que surgen de fogones honestos, de esfuerzos creativos y de sensibilidades imprescindibles para la buena mesa. Nardi, Casa Luís, Almirez, Sésamo, Sabores Lejanos… Son algunos de los restaurantes más solventes de nuestro panorama DE LOS GUSTOS Y LOS CAMINOS de Extremadura.
La hora aún temprana nos lleva a una visita obligada: Longinos. Es uno de nuestros últimos artesanos de la cestería del castaño. Nos gusta compartir con él alguna conversación siempre sabia, pausada y cargada de retranca en las palabras del viejo artesano.
El olor a la madera tostada del pequeño taller obra en los viajeros un deseo de acudir a alguna de las mesas de Hervás. Esta vez nos detenemos en el Mesón Anvy, todo un descubrimiento que encontramos en la calle Relator González, a medio camino entre la Plaza de la Alcachofa y el Barrio Judío. El Anvy es un acogedor mesón bien atendido y con una cocina tradicional muy potente y bien elaborada. En sus mesas nos entregamos a una deliciosa creación de rollito crujiente de morcilla.
Seguimos con morros de ibérico rebozados, y para acabar unos deliciosos callos. Acompañamos todo con un vino joven: Flor, un Ribera del Guadiana fresco y afrutado. Todo por unos 35 €. Un placer.

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