jueves, 23 de febrero de 2012

POTAJE DE CUARESMA

En casa de mi madre el potaje se hacía siempre los jueves, “para que se asiente”, decía mi madre. En casa de mi madre el potaje siempre llevaba arroz, “le da consistencia”, la escuchaba decir. Ahora, y llegada la Cuaresma, en mi casa el potaje siempre se hace los jueves para comerlo el viernes, y siempre lo hago con arroz, le da más consistencia. Ponemos los garbanzos y las alubias a remojo el día anterior. También el bacalao.
En una olla cocemos los garbanzos con un chorrito de aceite, cebolla, una hoja de laurel y el bacalao. En cazuela aparte cocemos las alubias. Al tener cocción diferente que los garbanzos, también en cazuela a parte blanqueamos con un hervor las espinacas. Terminado el proceso de blanqueo y cocciones, picamos ajo, cebolla y las espinacas. En una sartén ponemos un chorrito de aceite y sofreímos todo junto a una cucharadita de Pimentón de la Vera, añadiendo a este refrito un chorro de vino blanco, y una vez evaporado el alcohol añadimos la ajada a los garbanzos y a las alubias. Damos un hervor y… ¡Ummmm…!. A menudo, tras el potaje, se comían sardinas fritas o chicharros,
también barbos y bogas fritas o en escabeche. Cuando no había ni peces ni sardinas al potaje se le añadía huevo cocido, con ello se fortalecía el guiso que para los trabajos en el campo no dejaba de ser cuestión principal. Acompaña bien un tinto potente como los de Toro.

1 comentario:

CORALINE dijo...

En casa de mis padres, en Cuaresma, siempre es comida de viernes, y como tú le ponen judías aunque son unas judías muy especiales, la ascendencia asturiana de mi madre hace que en nuestro potaje familiar aparezcan las verdinas, unas alubias de tono verde y de un paladar finísimo.