viernes, 24 de febrero de 2012

BORBA-VALMONTE

Viajamos a Borba. Borba, A Vila Branca, siempre figura en alguna de nuestras escapadas. Nos gusta acudir a sus tascas, a sus velharias y a pasear sus calles alumbradas por la cal, asomarnos también a sus canteras de mármol que, como catedrales invertidas, aparecen diseminadas en medio de un paisaje de vides y de olivos.
Sí, el vino, los olivos no solo están presentes en el paisaje también lo están en la forma de entender la vida de los alentejanos, una vida muy pegada a la tierra, en la que el tiempo parece detenerse con largas conversaciones en las tascas mientras se bebe vino y se unta pan en aceite o se disfruta del delicioso sabor de una croqueta de bacalao.
Acudimos a estos sabores antiguos en A Tasquinha y en Larga a Vella, aquí nos sorprendió su tapa de lámina de ajo con tocino de porco preto, una delicia llena de ancestrales sabores ibéricos. Tras el recorrido por las tascas, una obligada visita a la Adega Cooperativa de Borba, donde además de acercarnos a sus magníficos vinos podemos disfrutar de una arquitectura singular, la de sus antiguas tinas que aparecen semiesféricas y luminosas en medio del gran patio de la bodega.
Dejamos Borba para acudir a la Finca Valmonte a su Hotel Rural. Llegar a Valmonte es llegar a un territorio amable y cargado de sensaciones. Hasta aquí, hasta sus primorosos huertos, hasta sus albercas, llegó Flor Bela Espanca quizás buscando la paz tras el desamor o quizás, como el rey Don Carlos, arrastrada por el aroma de sus vinos abafados.
El hotel, en medio de un paisaje acogedor, ha recuperado un antiguo eremitorio que se alza entre viñedos y naranjos. La rehabilitación ha sido hecha con una enorme sensibilidad cuidando y recuperando todos y cada uno de los elementos de la antigua construcción y aportando elementos constructivos de calidad que le dan a los espacios los toques justos de modernidad.
Despertarse en Valmonte es despertar entre los perfumes cítricos de limoneros y naranjos, también en medio de los sutiles aromas que llegan de lavandas y salvias, de tomillos y jazmines, de… Sí, en poco lugares hemos encontrado tanta calma como en este trocito del Alentejo que tenemos a un paso de casa. Si hablamos del Alentejo, tenemos que hacerlo de su gastronomía, de su forma de entender la mesa, una mesa que se surte de frutos de la dehesa, de corderos, de porcos pretos, de perdices y conejos, de hortalizas crecidas a la poderosa luz alentejana.
En Valmonte, en su restaurante A Távola, una mujer, una mujer alentejana, Cecilia comanda a un grupo de mujeres que nos trae hasta la mesa lo mejor de una cocina ancestral que ha ido haciéndose grande gracias a mujeres como ellas.
Decíamos que Valmonte crece entre viñedos, de ellos un vino orgánico que miman el propietario Artur Lourenço y el señor João, el sabio de las viñas. Con ellos es fácil extender la noche en largas conversaciones. El tiempo solo parece detenido. Regresamos a casa. Atrás, Artur, Odett, Nara, João, Carla, Cecilia, Jorge, Ana…

jueves, 23 de febrero de 2012

POTAJE DE CUARESMA

En casa de mi madre el potaje se hacía siempre los jueves, “para que se asiente”, decía mi madre. En casa de mi madre el potaje siempre llevaba arroz, “le da consistencia”, la escuchaba decir. Ahora, y llegada la Cuaresma, en mi casa el potaje siempre se hace los jueves para comerlo el viernes, y siempre lo hago con arroz, le da más consistencia. Ponemos los garbanzos y las alubias a remojo el día anterior. También el bacalao.
En una olla cocemos los garbanzos con un chorrito de aceite, cebolla, una hoja de laurel y el bacalao. En cazuela aparte cocemos las alubias. Al tener cocción diferente que los garbanzos, también en cazuela a parte blanqueamos con un hervor las espinacas. Terminado el proceso de blanqueo y cocciones, picamos ajo, cebolla y las espinacas. En una sartén ponemos un chorrito de aceite y sofreímos todo junto a una cucharadita de Pimentón de la Vera, añadiendo a este refrito un chorro de vino blanco, y una vez evaporado el alcohol añadimos la ajada a los garbanzos y a las alubias. Damos un hervor y… ¡Ummmm…!. A menudo, tras el potaje, se comían sardinas fritas o chicharros,
también barbos y bogas fritas o en escabeche. Cuando no había ni peces ni sardinas al potaje se le añadía huevo cocido, con ello se fortalecía el guiso que para los trabajos en el campo no dejaba de ser cuestión principal. Acompaña bien un tinto potente como los de Toro.

martes, 21 de febrero de 2012

COCINA DE CUARESMA

Con la llegada del Miércoles de Ceniza comienza lo que los católicos llaman Cuaresma, cuarenta días de ayuno y abstinencia. Fue el profeta Joel (S. IX a.C.) el que nos habla por primera vez del ayuno como una forma de acercarse al Creador: “Vuelvan a mí con todo corazón, con ayuno, con llantos y con lamentos. Rasguen su corazón y no sus vestidos, y vuelvan a Yahvé su Dios, porque él es bondadoso y compasivo....” (Joel 2:12-13,16). También sabemos que el propio Jesús acudió al ayuno durante cuarenta días como forma de acercarse a Yahvé. El ayuno, por lo tanto, forma parte de las más antiguas tradiciones cristianas. Del ayuno eran excluidos los enfermos, los ancianos, las mujeres en cinta, los lactantes y todos aquellos que obtenían la bula papal, como la promulgada por el Papa Urbano VIII. Que permitía comer carne los días de cuaresma.
San Mateo también nos habla del ayuno y lo hace para condenar esa mortificante práctica: "Y cuando ayunéis, no os pongáis tristes, como los hipócritas, que desfiguran sus rostros para que se vea que ayunan.... Tú, por el contrario, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro..." (San Mateo 6, 16, 17).
Es lo que pretendemos con esta entrada: perfumar y alegrar el cuerpo con guisos y platos que la historia nos ha ido dejando. Son platos que, llegada la Cuaresma, siguen apareciendo en nuestras casas y que en muchas ocasiones traen consigo una enorme carga de añoranzas y afectos. Son guisos, dulces o formas de tratar los productos que de alguna forma nos acercan a las madres, a las abuelas. Quién no ha regresado a la casa de la infancia, a su cocina frente a un potaje, frente a un bacalao de Cuaresma o a unas torrijas perfumadas de canela. Sí, son platos que perduran en la memoria golosa de todos y que a lo largo de nuestra geografía culinaria tiene sus referentes. Platos en los que el bacalao, los arenques, los huevos, las patatas, el arroz, el pan, la leche… son la base de buena parte de ellos.
En Extremadura son platos de estos días los potajes, los buñuelos de bacalao, el ajo cano, los huevos tartavillacos, que se hacen a base de miga, de pan y huevo y que, una vez fritos, se guisan con patatas y arroz. También en estos días de Cuaresma se hacían innumerables escabeches: de peces, de patatas, de habas, de pencas… En cuanto a dulces, se hacen coquillos, leche frita, arroz con leche, torrijas, también los repápalos dulces.
Pero decíamos que la Cocina de Cuaresma está presente en toda nuestra geografía. En el País Vasco es celebre la porrusalda, un guiso a base de patatas, puerros y bacalao. Un bacalao que encontramos en otras muchas mesas como el celebre bacalao ajorriero que tenemos en Aragón, en Castilla y Leon o en la Rioja. En Cataluña, en estos días, no falta en las mesas la coca enramada, una coca a base de pimientos, cebolla y sardinas.
También sardinas y boquerones, en las celebres chullas que se preparan en buena parte de la costa andaluza y que no son más que unas albóndigas a base de boquerones y sardinas. En la costa levantina priman los guisos de arroz y patatas con anguilas. En Galicia, además de innumerables platos con pescado y patatas, como la merluza a la gallega, es célebre, sobre todo en las zonas de interior, su bacalao empedrado, un guiso de alubia blanca, pimientos asados, aceitunas negras y bacalao.
Alubias encontramos también en Asturias, en sus renombradas fabes con almejas. En Canarias, el potaje de millo que además de verduras y garbanzos incorpora maíz. En Cuenca, en Albacete… encontramos el llamado guiso de viernes, un guiso a base de coliflor, huevo duro y alcachofas. Alcachofas también en Granada, en sus célebres guisos de alcaudiles con guisantes, con papas... Papas, patatas que encontramos en uno de mis platos de la infancia en una ensalada de patatas fritas: patatas fritas en rodajas, cebolla, huevo cocido, agua, vinagre y chiharro en escabeche. Otra ensalada del norte de Extremadura es la ensalada de naranja con limones, cebolla, huevo y chorizo frito, que en estos días de Cuaresma era sustituido por el bacalao desalado crudo. Que lo disfrutéis.

viernes, 17 de febrero de 2012

LOS BARRUECOS. EL VOSTELL. LA PATATERA

No quedan lejos de Cáceres los Barruecos, el lugar que enamoró para siempre al genial Vostell hasta quedar atrapado por sus espejos de agua, preso por sus gigantes pétreos.
Recorrer los senderos de este paraje natural es acudir a sensaciones calmas. Los sonidos de esquilas, de abubillas, el crotar de las cigüeñas que anidan en las imponentes rocas, nos acompañan y al fondo siempre el agua, el agua de la charca del lavadero de la lana.
El lavadero, ingenio industrial de la antigua Mesta, es ahora uno de los lugares más sorprendentes en un viaje por Extremadura. Penetrar en sus salas e ir descubriendo la fuerza creadora del artista es una experiencia que en algunos momentos alcanza el desasosiego, también la quietud, es como una montaña rusa en el ánimo de quienes traspasan sus puertas.
Y del sube y baja, la necesidad de atrapar el aire en los pulmones. De nuevo el agua, el paisaje, la calma de las esquilas… Coincide nuestro viaje a los Barruecos con las Jornadas Gastronómicas de La Patatera, que se prolongan durante todo este el fin de semana en Malpartida de Cáceres.
La Patatera es el embutido por excelencia de las gentes del campo en buena parte de nuestras geografías. Se confecciona con grasas y tocinos del cerdo, patatas cocidas, orégano, ajos y Pimentón de La Vera, todo ello embuchado en tripa y madurado al humo de leña de encina. El resultado, un delicioso y untuoso embutido que este domingo toma protagonismo en muchas de las tabernas y mesones de Malpartida, así como en su Plaza Mayor donde a partir de las 12 del medio día se podrá degustar un bocadillo gigante a base de patatera. Con la patatera ligan los vinos tintos con fuerza, también los pitarras de calidad.

martes, 14 de febrero de 2012

PATATAS ESCABECHADAS

Comenzábamos de pequeños en El Torno a barruntar el Carnaval por alguna que otra señal que nos llegaba de los fogones, a la par que en el Casino de tío Máximo la sesión de baile terminaba con coplillas carnavaleras:
Ya vienen los carnavales, la feria de las mujeres. A la que no resalga novio Que aguarde al año que viene Viva la alegría viva el carnaval Viva la alegría que ya se nos va… Mientras, en las casas comenzaban a urdirse sabores unidos al Carnaval, a la Cuaresma: habas en escabeche -a las que se les llamaba peces- potajes, turrillos y patatas, sí patatas en escabeche, sin duda uno de los platos de Cuaresma más celebrados en esa gastronomía de subsistencia y surgida de los recursos del territorio.
Este plato de patatas escabechadas era un plato para aliviar las hambres, un plato de tentempié, nunca plato principal, pero sí un plato que nunca faltaba en las alacenas, en las fresqueras o en las bodegas de las casas torniegas. La receta es una receta de familia pero muy similar de unas familias a otras. Ingredientes: Patatas, que serán patatas de tamaño pequeño, cebolla, agua, ajo, laurel, harina, huevo, aceite, vinagre y perejil.
Receta: Comenzamos con la cocción de las patatas. Una vez cocidas, con un paño las aplastamos con cuidado de no romperlas.
Ya aplastadas procedemos a pasarlas por harina y huevo para freírlas inmediatamente. En una cazuela tendremos la cebolla picada burdamente, el ajo, el laurel y el perejil. Sobre esta base iremos depositando las patatas que salen de la sartén. Una vez terminada la fritura añadimos al conjunto el vinagre y el agua. Damos un hervor y dejamos reposar. Éste es un escabeche ligero y que, como otros muchos, se consume en frío. Se puede acompañar con un vino tinto o con una cerveza rubia que marida muy bien.

sábado, 11 de febrero de 2012

CREMA DE CALABAZA

Hoy, este viaje a través de Los Gustos y Los Caminos se detiene en casa, en un plato muy de invierno, sano y muy gustoso, y si se quiere sensual. Ingredientes: Calabaza, pimiento morrón, zanahoria, cebolla, puerro, tomate, ajo y aceite. Sí, ocho son los ingredientes que le ponemos en casa a este delicioso plato cargado de hortalizas, y en el que el gran protagonismo lo tiene la calabaza.
Preparación: Una vez seleccionadas y cortadas en trozos cada una de las hortalizas ponemos en una cazuela (nosotros usamos una de hierro colado) un chorreón de aceite y procedemos a continuación a rehogar el conjunto. Comenzamos por los ajos, las cebollas y los puerros para añadir a continuación los pimientos, las zanahorias, la calabaza y ya por último el tomate. Una vez rehogado y bien sudadas las hortalizas, les añadimos el agua que puede ser un caldo ligero de ave. Llevamos a ebullición pasando luego a medio gas.
Una vez que todos los ingredientes estén perfectamente hervidos, los pasamos por la batidora y a continuación colamos por el chino. A la hora de servir se le puede dar un toque cítrico añadiéndole el zumo de una naranja, a ser posible no muy dulce. También queda muy bien añadir, ya en el plato, un toque de pimientas variadas. Este es un plato muy nutritivo, prácticamente sin grasas y con un aporte importante de vitaminas y fibras, resultando además un plato muy propio de estos días de invierno. Se puede acompañar con algún blanco que contenga mucho sabor a frutas.

lunes, 6 de febrero de 2012

PATATAS...

A los niños de El torno siempre nos dolía la cabeza de la mañana a la noche. Sí, de la mañana a la noche. Cuando llegábamos a la mesa siempre había patatas, las había tempranas, tardías, de las que llamaban repuncianas, de las madrileñas. Patatas. Había migas con patatas, morcillas con patatas, ensalada con patatas fritas, tortilla con patatas, patatas escabechadas, patatas a lo pobre, patatas al revolcón, patatas con carne, puré de patatas. En el cocido patatas, patatas a la importancia, sin ella, huevos fritos con patatas, patatas con arroz, sin arroz, patatas con bacalao, sin bacalao. Patatas.
No es de extrañar que a los niños de El Torno cuando bajábamos a Plasencia nos llamasen torniegos patateros, algo que nos dolía en el alma. Sí, patatas. A veces me pregunto qué leches comíamos antes de que Colón descubriese América. De eso ya han pasado muchos años, también de aquellos dolores de cabeza que me producían las patatas en la infancia, por eso acudo en muchas ocasiones a estos guisos ancestrales surgidos de una gastronomía de subsistencia. Hoy os dejo aquí este guiso de patatas con arroz y bacalao, sin duda el más popular de nuestros guisos con este tubérculo llegado de América.
Ingredientes: Patatas, bacalao, arroz, aceite, pimiento morrón, laurel, ajo, perejil, pimiento cuernicabra y pimentón de La Vera. Pelamos las patatas y las cortamos en rodajas. En la cazuela vertemos un chorreón de aceite, a continuación introducimos las patatas junto al pimiento morrón, una cucharada de pimentón de La Vera y los cuernicabras junto a la hoja de laurel. Rehogamos todo y vertemos agua hasta cubrir las patatas. Aquí añadimos un machado de ajo y perejil. Cuando el conjunto comienza a hervir añadimos el arroz y el bacalao. En unos veinticinco minutos tendremos un plato que si le hemos puesto una pizca de pimentón picante resulta ideal para estos días de frío.